Hay procesos que no se pueden forzar. Como una flor, la escritura necesita su tiempo, su luz, y su momento. A veces nace de la calma… otras, del caos. Pero siempre transforma.
Este espacio nace para escribirnos completos, para soltar lo que pesa, darle forma a lo que sentimos y ver cómo cada palabra se convierte en raíz, tallo y flor.
No se trata de escribir bonito. Se trata de escribir real.
De darte permiso. De reconocerte.
De crecer con cada línea, aunque duela. Aunque sane.
Aquí escribimos para:
- Conectar con nuestra esencia
- Nombrar lo que callamos
- Crear belleza desde lo vivido
- Sanar a través de lo que decimos
- Florecer, aunque sea lento
Si estás aquí, no es casualidad.
Tu voz importa. Y tus palabras también.